Guía definitiva para pasar de ser una compradora compulsiva a una compradora analítica, sin perder el estilo
Las claves para dejar atrás las compras por impulso y aprender a elegir prendas con sentido, calidad y funcionalidad.
En un mundo donde cada esquina parece tener una tienda, una oferta o una promoción irresistible, comprar se ha convertido casi en una obligación.
Con el auge del fast fashion, la tentación aumenta: ropa barata, siempre disponible y difícil de resistir.
El problema es que muchas veces terminamos comprando por impulso y llenamos nuestro clóset de prendas que después no usamos, que se rompen rápido o simplemente dejan de gustarnos.
Pero, como explica Rocío Ballesteros, tiktoker e instagramer, hay una forma de cambiar ese hábito y empezar a comprar de manera más analítica, entendiendo qué hace que una prenda valga realmente la pena.
Composición: el material sí importa
Un aspecto fundamental es la composición del tejido. No todo lo que parece noble o natural lo es al 100%, y Rocío lo explica con un ejemplo claro:
“La viscosa es un arma de doble filo. Cuando está en proporciones muy altas tiende a ceder mucho. Entonces, para mí es un material que hay que tener ojo en qué proporciones las vamos a buscar.”
Es decir, no se trata de evitar ciertos materiales, sino de entender cómo y en qué cantidad funcionan mejor según la prenda.
La estructura de la prenda
Antes de fijarse solo en la composición, Rocío recomienda observar cómo está construida la prenda: costuras, densidad del tejido y terminaciones.
“La composición obviamente es el 80% porque es el material, pero cómo está trabajado ese material es sumamente importante”, apunta
En otras palabras, no basta con mirar la etiqueta: la calidad también se nota en los detalles —en cómo está cosida una prenda, cómo cae la tela o qué tan firme se siente al tacto.
Funcionalidad: pensar antes de comprar
Más allá de la composición o la estructura, Rocío enfatiza la importancia de considerar las veces que se utilizara cada prenda.
“De repente los materiales para una prenda pueden ser malos y para otras prendas pueden ser muy buenos. El poliéster es el ejemplo más claro”.
En esa misma línea, agrega: “Yo lo único que busco en abrigos es que tenga buen porcentaje de lana y el poliéster dejarlo un poquito de lado. Pero cuando empiezo a buscar prendas semiformales o formales, un blazer de poliéster bien construido, es una prenda que puede ser muy cara también y muy buena”.
En resumen, no se trata de dejar de comprar, sino de aprender a comprar bien: pensar antes de elegir, conocer los materiales y valorar la calidad sobre la cantidad.
Ser una compradora analítica no significa perder el estilo, sino tomar decisiones inteligentes que te permitan tener un clóset más coherente, funcional y duradero.
Como dice Rocío, entender la estructura, la composición y la funcionalidad de una prenda puede transformar por completo tu forma de vestir… y también la de consumir moda.