Cortas, en tonos nude o sin pintar: El minimalismo llega las uñas
¿Cómo se llevarán las manos en las fiestas de fin de año o durante la próxima temporada? Las opciones son múltiples, pero todas tienen en común el minimalismo y el largo.
Todo apunta a un auge del conservadurismo; el color del año según Pantone, el lujo silencioso en las calles, el minimalismo en las pasarelas y hasta el boom por comprar labiales -señal, también, de recesión-.
Incluso, el mundo de la belleza se ha inclinado hacia tendencias más conservadoras, ya sea con cortes y tonos de cabello que vuelven a lo tradicional o celebran la naturalidad o bien, a través de uñas que se alejan del maximalismo.
Los largos XL, los diseños suntuosos y hasta el pasar por la manicurista cada semana han visto un retroceso y en su lugar, han sido reemplazadas por uñas cortas, sin pintar o con esmaltados simples, de un color o nude.
En resumen, diseños o colores que no requieran de mucho mantenimiento y que, además, faciliten las labores del diario vivir.
Un menos es más que responde a una búsqueda no sólo de autenticidad, sino también, de simplicidad.
En especial, después de cierto punto en la vida que, en pro de un mayor bienestar emocional o paz mental, eligen llevar las uñas sin pintar y en un largo diminuto.
Pero no se trata de descuidar las manos, sino todo lo contrario. El foco se pone en unas uñas sanas, bien limadas, con cutículas prolijas y con un acabado pulcro que se sostenga por sí solo.
Es decir, sin necesidad de ornamentos, sólo con cuidados que se centren en la salud: aceites nutritivos, esmaltes fortalecedores y brillos protectores.
Más que una tendencia, se trata de una estética limpia y atemporal que funciona tanto para las celebraciones de fin de año como para el día a día, reafirmando la versatilidad de este comeback que celebra una menor presión.
A la vez, otorga una mayor libertad para elegir entre lo funcional y cómodo, porque llevar las uñas cortas y simples ya no es falta de producción, sino, una decisión estética consciente.