Con ovación de pie: el debut de Pierpaolo Piccioli en Balenciaga

Un repaso por la historia de la maison y un homenaje a los maestros que han pasado por ella. Así fue la primera colección del italiano.

Créditos: Getty Images

En el corazón del distrito siete de París, en el 40 Rue de Sèvres, Pierpaolo Piccioli hizo su debut como director creativo de Balenciaga, y la elección del lugar no fue azarosa.

Ahí fue donde, en 2015, Alexander Wang presentó su última colección para la firma y también donde, en junio de este año, se inauguró “Balenciaga by Demna”, la exposición en honor a los 10 años del georgiano al frente de la maison: la sede central del grupo Kering.


Un espacio en el cual convergen pasado y presente; un juego temporal que, precisamente, fue abrazado por Piccioli en su primera colección para la casa francesa. Una Primavera-Verano 2026 que homenajeó la historia, pero que, a la vez, se fundió con la visión contemporánea del creativo italiano.

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La historia se redefine

Una redefinición del legado de la marca con siluetas arquitectónicas, vestidos minimalistas, prendas oversized que privilegiaron la fluidez y claro, colores vibrantes. Un retorno a la elegancia clásica.

Una fusión entre pasado y presente donde hubo guiños a los grandes maestros que han pasado por la firma.

Desde Monsieur Cristóbal hasta Nicolas Ghesquière y Demna. La visión de todos estaba ahí, pero también la emoción de un nuevo rumbo; uno que toma la historia y la hace suya.

Con su propia imprenta, Piccioli se encargó de darle una nueva forma al mítico vestido Saks de 1957 y a la falda Cocoon de la misma época. Igualmente, depuró la década del georgiano en la maison e hizo que el streetwear se elevara al Couture. 

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Incluyó unos lentes de sol extragrandes y futuristas que evocaron al Balenciaga más controversial, pantalones desgastados y sandalias chunky que se presentaron como un punto medio entre la rebeldía y la elegancia.

Por supuesto, también jugó con los volúmenes, las estructuras y el equilibrio entre la forma y el cuerpo.

Un Spring-Summer 2026 íntegro, que construye un nuevo sentir, un “Heartbeat” -como fue denominada la entrega-  que, con precisión quirúrgica y proporciones más suaves, da paso a una nueva narrativa. 

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Balenciaga se renueva, se depura y sin olvidar su pasado - incluyendo el más mediático-, vuelve a abrazar la sofisticación que tanto lo caracterizó.

Una visión que fue apreciada por la crítica, el público y la mismísima Anna Wintour, que por tercera vez en menos de cinco años, se puso de pie para aplaudir a Piccioli.


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