Las Reinas de la Primavera: belleza, cultura y tradición que marcaron Chile en el siglo XX

Durante décadas, la elección de la reina convirtió a Santiago en un escenario de comparsas, desfiles y alegría popular.

Créditos: Museo Histórico Nacional

Cada 21 de septiembre, cuando la primavera comienza a florecer en Chile, recordamos una tradición que trascendió generaciones: la Fiesta de la Primavera.

Este evento, organizado por la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), se celebró por primera vez en 1915 y continuó hasta la década de 1970, dejando una huella imborrable en la historia cultural del país.

Desde sus inicios, la fiesta no solo buscaba entretener, sino también difundir la cultura y promover la colaboración entre estudiantes.

Circo, deportes, teatro, carnavales y desfiles hacían de esta celebración un evento masivo y transversal, donde participaban estudiantes, organizaciones obreras y la alta sociedad santiaguina.

Créditos: Museo Histórico Nacional

El reinado primaveral: de norte a sur

Pero la estrella de la fiesta eran, sin duda, las Reinas de la Primavera. Las jóvenes postulantes lucían trajes de gala confeccionados por costureras que trabajaban con tules, sedas, rasos, organzas y tafetán.

Los disfraces de comparsas —piratas, arlequines y payasos— llenaban de color las calles y plazas, mientras los carros alegóricos desfilaban entre flores y serpentinas, llevando a las reinas y su corte de honor saludando desde lo alto de sus tronos.

Créditos: Museo Histórico Nacional

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La elección de la reina no era solo una cuestión de belleza. Estudiantes y público se organizaban para vender votos, hacer rifas y realizar actividades que apoyaran a su candidata.

Era una verdadera batalla de alegría, donde cada bando se esforzaba por el triunfo de su representante. Además, las postulantes y sus damas de honor visitaban asilos, hospitales, orfanatos e incluso cárceles, llevando cultura, sonrisas y regalos a todos.

Créditos: Museo Histórico Nacional

Créditos: Museo Histórico Nacional

El cierre de la fiesta se daba en la famosa Fiesta “Bufa”, realizada en el Teatro Municipal, donde se coronaba a la Reina de la Primavera y al “Rey Feo” frente a autoridades y público.

La ciudad vibraba con música, comparsas y aplausos, consolidando la tradición como el evento cultural más importante del país.

Créditos: Museo Histórico Nacional

Créditos: Museo Histórico Nacional

La fiesta también tuvo un impacto cultural duradero. Bajo el alero de la revista estudiantil Juventud, se realizaron los primeros Juegos Florales, concursos de prosa y poesía que impulsaron a jóvenes talentos como Gabriela Mistral, quien ganó la primera edición en 1914 con Los Sonetos de la Muerte.

Otros escritores y artistas, como Pablo Neruda, Baldomero Lillo y Mariano Latorre, también participaron, mientras que el artista Isaías Cabezón destacó en los concursos de afiches con diseños coloridos y carnavalescos.


Hoy, al dar la bienvenida a la primavera, recordamos a estas reinas no solo por su belleza, sino por su papel como símbolo de creatividad, compromiso social y renovación cultural, que convirtió a la Fiesta de la Primavera en un hito inolvidable de nuestra historia.


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