Cuero sin culpa: una mirada a la moda que crece en el desierto
Mi última columna se tituló “Ropa linda, historia cruel: lo que muestra el documental SLAY”. ¿La leíste? En ella abordé el lado más oscuro de la moda. Antes, escribí sobre mi visita a los vertederos ilegales de ropa en Alto Hospicio. Pero hoy quiero contarte otra historia. Una que me devuelve una pizca de fe mientras escribo estas líneas y tomo un mate de media tarde. Porque sí, existen otras formas de vestirnos y están germinando aquí mismo, en nuestra tierra.
¿Te imaginas un cuero que no venga del cuerpo de un animal? ¿Uno que no implique sufrimiento ni muerte, pero que sea igualmente bonito, duradero y funcional?
Ya está ocurriendo en Chile, específicamente en el norte. Un proyecto pionero se está gestando a partir del nopal (la conocida tuna), esa planta resistente que crece fuerte en climas duros. La empresa Vivero Agronorte, con apoyo de INDAP, está desarrollando un cuero vegetal en Alto Hospicio, donde más de 5,5 hectáreas están dedicadas hoy al cultivo de esta especie, de bajo consumo hídrico. La iniciativa no solo apunta a reemplazar el cuero animal, también busca revitalizar la economía local y generar empleos con sentido.
¿No es increíble que una tuna pueda convertirse en una alternativa ética y funcional? Ojalá estas nuevas materialidades se hagan cada vez más accesibles, y que su expansión ocurra siempre con respeto: a la tierra, a quienes la habitan y equilibrio natural.
Una reflexión incomoda
Mientras doy otro sorbo de mate, amargo, me viene una pregunta que no logro despejar del todo. Y quiero compartirla aquí, contigo:
¿Por qué la piel escandaliza, pero el cuero no?
Cuando alguien aparece con un abrigo de piel, suele desatar críticas. Lo hemos visto en figuras públicas, en redes, en titulares. Pero si esa misma persona lleva una chaqueta de cuero, ¿todo bien? Es más, puede que incluso reciba halagos. Qué elegante, qué calidad, dicen. Pero el cuero también es piel. Solo que sin pelo.
¿Será que preferimos no pensar en eso? ¿Que ya está tan naturalizado que dejamos de cuestionarlo?
Hace poco leí esta frase: “Sea descarte o no, no quita el sufrimiento ni lo minimiza.”
Es decir, aunque el cuero provenga de un animal de la industria cárnica, eso no lo vuelve para nada ético. Sigue siendo una vida que fue arrebatada. Un cuerpo que no nos pertenecía.
De eso hablo precisamente en el capítulo que escribí en el libro de mi amiga Eli Albasetti, #NoNacíVegana (muy recomendado). Mi texto se titula “No es descarte”, y reflexiona sobre esa forma que tenemos de justificar lo injustificable. ¿En qué momento dejamos de ver? ¿Cuándo empezamos a considerar que el dolor de otros era parte inevitable del sistema?
Todo puede transformarce
Volviendo al norte, me emociona pensar que Alto Hospicio se levante como un foco de innovación textil. Me gusta imaginar que esta historia no sea una excepción, sino el comienzo de un nuevo relato para la moda en Chile y en Latinoamérica.
¿Te imaginas caminar por una vitrina y encontrar carteras hechas de tuna? ¿Leer etiquetas que digan “100% libre de crueldad”? ¿Que las personas pregunten no solo por el precio o la talla, sino por el origen de lo que están a punto de llevarse?
Este tipo de iniciativas no solo inspiran: abren camino. Nos recuerdan que la transformación es posible. Que otra forma de crear moda, sin cuerpos ajenos convertidos en objetos, sí puede existir.
Y no quiero terminar sin contarte que este trabajo va acompañado de esfuerzos colectivos. La organización Animal Libre (te recomiendo seguirla en redes sociales) lleva años visibilizando este tema con su campaña #VísteteSinAnimales. Denuncian, informan, educan y presionan legalmente. Su trabajo no solo se basa en la denuncia, sino en la construcción activa de alternativas.
Mi amigo Mauricio Serrano, fundador de Animal Libre, comentó sobre este proyecto:
“Es una noticia que nos pone muy contentos como organización. Primero, porque está muy alineada con nuestra campaña #VísteteSinAnimales. Esta iniciativa es totalmente innovadora, amigable con los animales, con el medioambiente y también con la empleabilidad local. Creemos que puede ser un puntapié inicial para que sea replicado por otras marcas y proyectos que busquen alinearse con una necesidad global: generar materiales que sean amigables con nuestro planeta y quienes lo habitamos, sin excluir a los animales.”
Y si una tuna puede convertirse en cuero, entonces todo puede transformarse. Ojalá este sea solo el comienzo. Que cada vez existan más opciones libres de crueldad, accesibles, duraderas y generen más proyectos con sentido.
Un abrazo a tu alma revividora. Y que nunca dejemos de asombrarnos. Porque mientras haya imaginación, habrá caminos por crear.