El secreto para que tu corrector luzca natural después de los 50 años

Con los años el tapar las ojeras se vuelve un dilema: ¿cubrirlas o arriesgarse a que se marquen las líneas de expresión? Por eso consultamos a una experta para lograr el mejor resultado.

Créditos: Getty Images


Hablamos con la maquilladora Antonia Peña, quien nos compartió sus recomendaciones para usar corrector en pieles maduras sin que las líneas de expresión se vuelvan protagonistas.

"Lo más importante a la hora de elegir un corrector es que sea hidratante, más que nada, que tenga como activos desde el skin care y que sea ligero", explica Peña. Según la especialista, los correctores mates y densos tienden a acentuar las líneas de expresión, sobre todo en la zona de la ojera, que se vuelve más sensible con el paso del tiempo.

Su recomendación: primero aplicar un bálsamo hidratante para ojos y luego usar muy poco corrector, preferiblemente en tonos durazno, para neutralizar los colores violáceos de las ojeras.

Sobre el sellado, aconseja evitar los polvos traslúcidos, que marcan las arrugas: "Prefiero sellar con spray fijador, así directamente, como sin sellar. Porque lo que hace el polvo es que marca aún más las líneas de expresión".

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Entre los errores más frecuentes que Peña observa en pieles maduras están el uso excesivo de corrector y polvo, y elegir tonos demasiado blancos: "Sí, es verdad que el corrector tiene que ser 2 tonos más blanco, pero siempre tiene que tener como este componente de medio durazno. Porque si no, la ojera queda gris en vez de corregida".

Finalmente, la maquilladora entrega un consejo práctico para la aplicación: "Usen poco producto, de verdad... La ojera no necesita para nada tanto producto, necesitar lo justo necesario y corregir el color". Y para difuminar, los dedos, la esponja húmeda o brochas suaves son perfectos para un acabado luminoso y natural.

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El corrector no tiene porque ser un enemigo de la piel madura y se convierte en un aliado: hidrata, corrige y aporta luminosidad sin marcar líneas de expresión.

La clave está en usar poco producto, elegir tonos adecuados y aplicar con suavidad. Así, la mirada se ve descansada y natural, demostrando que cubrir ojeras no significa sacrificar la textura ni la vitalidad de la piel.

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