Mi visita a la tienda “Donde golpea el monito”.

Del skincare como juego al riesgo dermatológico: por qué el fenómeno de las niñas obsesionándose con el cuidado de la piel y productos anti envejecimiento, preocupa más de lo que inspira.

El vestido rojo de Mafalda, siempre el mismo en cada viñeta, hoy puede leerse como un manifiesto contra el consumo excesivo y una lección de moda sustentable.

La esencia de una persona puede ser tantas, tantas cosas. Sabemos que en este hermoso lugar nos reunimos a hablar de moda y, por supuesto, para mí, mi identidad se demuestra absolutamente a través de un look. Pero con los años he aprendido a agarrarle el gusto al tema de los perfumes.

Hoy quiero contarte otra historia. Una que me devuelve una pizca de fe mientras escribo estas líneas y tomo un mate de media tarde.

Me parece muy del destino que la palabra "incómoda" contenga la palabra "moda". ¿Por qué, te preguntarás? Y es que la conversación sobre si la moda debe incomodar o no (en muchos ámbitos) es más vieja que el hilo negro.

Hace unos años, cuando empecé a profundizar en el impacto ambiental y social de la industria de la moda, pensaba que lo textil era el único gran problema.

Hay un chaleco que guardo como si fuera de oro. Calipso con brillos, tejido en hilo. No es abrigador ni tampoco ideal para el invierno, pero es probablemente la prenda más importante que tengo en el clóset. Fue de mi bisabuela. Cada vez que lo uso, siento que algo de ella me acompaña.

¿Sabías que hay cosas que puedes hacer para mejorar tu piel que no tienen que ver con sumar más productos o ingredientes? Acá te comparto 5 hábitos de skincare que realmente hacen la diferencia y no requieren que gastes dinero extra. Solo constancia, consciencia y ganas de cuidarte.

La inspiración está en todas partes, y qué mejor que pasar un buen rato con unas palomitas en mano viendo outfits soñados mientras nos entretenemos. A mí me viene la inspiración hasta cuando veo un árbol, pero sé que no es así para todas. Por eso, hoy quiero recomendarte películas entretenidas, hermosas y que, además, te dejarán con muchas ganas de copiar uno (o más) looks, maquillajes y, quizás, hasta cambiarte el pelo.

Es una pregunta que me ronda hace años, pero que desde hace unas semanas me resuena con más fuerza: ¿Dónde terminan las prendas que usamos, dejamos de usar y descartamos sin pensar? ¿Te lo has preguntado?

Créditos: Getty Images

Mujer en guarda ropa pensando

Theater goers in formal attire, walking through lobby, blurred motion.